El sábado, ya con mejor tiempo jugamos en la plaza. Cantamos la Pájara Pícara y el Punys Fora, jugamos a Caballos y Caballeros y cuando estábamos tod@s junt@s nos contamos y eramos ¡¡¡87!!!.
Después aparecieron Cordollina y Tallina, dos hadas medio locas que venían de Avalon (el país de las hadas). Resulta que las hadas estan perdiendo los brillos de colores de sus alas y por eso ya no pueden volar. Cordollina y Tallina son las últimas hadas que pueden hacerlo y han venido a pedirnos ayuda.
Tendremos que recuperar los brillos de colores de los Duendes de Colores de Avalon, pero antes debemos de demostrar a las hadas que somos de fiar, porque nos darán sus alas. Para que confiaran en nosotros tuvimos que superar una serie de pruebas divididos en equipos, la más difícil fue entrar todo el equipo en un círculo cada vez más pequeño. Para poderla superar tuvimos que ayudarnos un@s a otr@s y hasta l@s más mayores tuvieron que levantar a l@s pequeñ@s. Las hadas al ver como nos ayudabamos entre tod@s decidieron que podían confiarnos sus alas.
Nos dieron unas alas para cada dos y con ellas fuimos a buscar a los duendes, estos nos daban los colores a cambio de superar pruebas de lo más extrañas, contar escalones, saltar juntos a la comba, decir frases con acentos de otros lugares,... Poco a poco fuimos rellenando de color las alas, al final se las devolvimos a Cordollina y Tallina para que se las dieran a sus hermanas las hadas y puedan volver a volar.
Cada uno con su monitor y a reunión de equipo. Repasar las normas del equipo, empezar a pensar en la actuación de la cena de padres, hablar de participar más en las actividades son algunas de las cosas que los equipos estuvimos haciendo.
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